viernes, 13 de septiembre de 2013

Un paseo por el tren de la historia


Al visitar el museo Ferroviario de Avellaneda, uno tiene la posibilidad de revivir aquellos años en los que el tren provincial llegaba a la ciudad, ya que la estructura está perfectamente conservada y los instrumentos que se muestran generan cierta nostalgia; ya han pasado más de 30 años de su cierre.
Vagón presidencial que está equipado con cocina-comedor y cuatro dormitorios


La estación del ferrocarril provincial fue creada en 1926 y cerró sus puertas el 6 de Julio de 1977. Luego de estar 21 años sin actividad, en 1998 se inauguró el museo que funciona en la actualidad, creado por la Asociación de Museos Ferroviarios Bonaerenses, cuyo lema es:”Para no perder el tren  de la historia, hay que recuperar la memoria ferroviaria y proyectar las vías que nos lleven a un mejor horizonte donde el ferrocarril pueda desempeñar su rol esencial para el crecimiento del país”. Se trata de una comisión sin fines de lucro que solo busca conservar el patrimonio y exhibir los diferentes elementos que componen la estación.

Al ingresar al edificio se pueden observar diferentes sectores en los que se encuentran las diversas piezas que conforman el museo. En una vidriera se pueden visualizar distintos utensilios empleados tanto en los vagones de los trenes como en las oficinas; también los diferentes uniformes que vestían los motorman; los diversos tipos de faroles, o las tantas maquinarias que conforman un tren. 

Los diferentes trajes del personal de los ferrocarriles

Al consultarle al director del Museo, Tomás Enrique Talbolt, sobre las diferentes piezas que se encuentran allí, comentaba que “provienen de donaciones que realizaron diferentes ferroviarios”.
Entre ellas se encuentran el vagón presidencial del año 1923,  en el cual se transportaba a los diferentes presidentes del país y autoridades del estado argentino, entre ellos Perón y Evita, el Príncipe Galés, entre otros.

A su vez hay un vagón vivienda, que lo utilizaba el personal de la vía ferroviaria que vivían allí  y otras obras  de estaciones.
Además de estos  dos vagones, hay uno naranja y otro verde, que iban al final del tren de carga y se trasladaba al guarda del tren.
Los vagones se pueden observar detrás del museo, están situados sobre las vías. Allí también se visualiza el cartel de la estación de Avellaneda, que está intacto en el lugar que se ubicaba en aquellos años.

En las paredes quedaron plasmadas las ventanillas en las que cada viajante consiguió su boleto, la de primera y segunda clase y aquella en la que se enviaban las encomiendas.
También se puede visitar la oficina en la que trabajaba el jefe de la estación, al ingresar está la recepción con las tres máquinas de escribir y el teléfono antiguo colgado de la pared, y luego hay dos puertas que te trasladan al escritorio donde la persona que estaba a cargo se encontraba.
El director comentó que “las personas que vienen a visitar el museo provienen de diferentes niveles; hay extranjeros,  jubilados, chicos de jardín de infantes, etc.” y que para hacer visitas guiadas se requiere un “mínimo de más de 7 personas y estas se deben pactar antes”.


En conclusión, se trata de una ventana al pasado de nuestra historia ferroviaria, indispensable para aquellos que gustan de los logros que hicieron grande nuestra patria, y para los fanáticos de la historia del gigante metálico en nuestro país.
El museo se encuentra en la Avenida Güemes 600 y esta abierto de martes a domingos desde las 9:30 hasta las 16:30 hs, y se puede visitar de forma gratuita. Si venís en colectivo las líneas que te llevan hasta el lugar son el 570, 100, 446,293, 24, entre otras. 

 http://museosferroviarios.wordpress.com/2010/07/26/el-museo-ferroviario-bonaerense-de-avellaneda/


Escobar Ariel
Leiva Agustina
Rivas Leonardo


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